El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron
.

Gaston Rébuffat

martes, 10 de diciembre de 2013

Mera Peak - Intro



Un año sin poner los pies en casi ninguna cima ni tener una aventura reseñable. Un año sin emoción, sin aire limpio. Sin nada bajo mis pies, todo sobre mis hombros. Un año nefasto que no puede acabar así. Me resisto a dejar que acabe así. Al menos sobre el papel. ¿Qué mejor para este año sin montaña que empezar el siguiente lleno de ella? Uno de los futuribles se va a hacer realidad: Mera Peak. Los Montañeros Panceteros nos encaminamos a Nepal en Marzo 2014 para ascender esta bonita montaña, balcón frente al Cho Oyu, Everest y Lhotse. Podré ver con mis propios ojos lo que tantas veces he leido y soñado con ello. Los 6476m que tiene estarán bajo nuestros pies a finales de Marzo. Puede que sea el último gran viaje que haga junto a Miguel, y tiene que ser memorable. Seremos los montañeros más gordos en pisar esa cima. Y lo haremos a lo grande: con fuet y vino. Y nada de liofilizado. Cargaré sobre mis espaldas con tamaño botín, porque la ocasión bien lo merece. Las montañas no están hechas para gente como nosotros, al menos aquellas con las que soñamos. Somos el claro ejemplo de querer algo que no es para nosotros. Cada paso que damos es, por ende, una superación mayor que la de otros. Al final el mérito es el mismo, pero el esfuerzo y el riesgo no lo son. Somos dos personas de 100 Kg (o más en mi caso) y con vértigo. Y además todos nuestros esfuerzos están motivados por llegar al bar lo antes posible. Y allí, no parece que encuentre un tirador de Mahou con unas tapitas. Nuestros porteadores no van a cargar con un barril como llevan algunos alpinistas. Así que esta vez, tendrá que motivarnos pensar en el bar, sin tener que verlo. La imagen de los amigos riendo con su cerveza en la mano nos dará ánimo suficiente. Eso sí, la cara que ponga el pobre sherpa que tenga que atarse a nosotros cuando nos vea, será terrible. El pobre nos dará una cuerda desgastada por si nos caemos. Al menos, pensará, estos gordos no me llevarán consigo al vacío que seguro que me comen mientras caemos. Una cosa es morir, y otra morir con el estómago vacío. 

¿Qué entrenamiento hacer? ¿Cómo responderá nuestro cuerpo a la altura? ¿Aguantaremos 15 días caminando con nuestro peso y las mochilas? ¿Nos comeremos al guía y los porteadores en un arrebato de pasión cárnica? Estas cuestiones y otras, irán despejándose en el futuro. En uno muy cercano.