El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron
.

Gaston Rébuffat

lunes, 13 de agosto de 2012

Conclusiones



Ya seguros y a salvo de los italianos, puedo hacer un pequeño resumen de conclusiones por país visitado.
Italia: los conductores son una banda de anormales, por decirlo suave. Eso hasta que les dices que si te vuelven a hacer la pirula, igual te enfadas y les clavas un cactus en un ojo. Mucho lirili y poco lerele. Esperaba gente más hospitalaria, pero claro, son una versión nuestra en peor. El país, por otro lado, es espectacular, como ya sabía. Al final, lo que siempre se dice de los franceses, lo veo más para los italianos: un gran país con la pega de estar lleno de ellos… Florencia, Siena, Garda…sitios maravillosos. Pega más ir con chicas que con mendrugos varios, peeeeeeero, las chicas no tienen motos (generalmente) así que nos aguantamos y vamos en plan machote. Quizá un día nuestra suerte cambie…y las llevemos de coche escoba con las maletas, que pesan mucho y estorban (las maletas).
Suiza: es ordenado, limpio, perfecto. Como dice Jaime: es como te lo imaginas. Y es cierto. Puedes parar la moto en mitad de una rotonda, hacerte un bocadillo y echarte la siesta haciendo esperar a 10 conductores. Ni un va a pitarte, ni insultarte. Puede haber un grupo de vacas en mitad de la carretera, con sus pastores. Ellos van detrás y no piden que se aparten. Nosotros hacemos ruido con las motos y al final nos hacemos un hueco. Hay quién pensará que son más aburridos que un videojuego de pesca (sí, los hay), y tendrán razón. Son aburridos, pero civilizados. No puedes pedir que sean salaos como nosotros y encima educados. Una cosa u otra.
Francia: conductores educados y gente hospitalaria y amigable. Si pusieran algunos miles de rotondas menos, el recorrido por carreteras secundarias sería mucho más agradable. Aun así, circular por el Langedoc, los Pirineos o la Provenza, merecen mucho la pena. Los camping están cuidados y son mejores que los italianos, en general. Al menos, no todo es tierra seca que te llena de polvo la tienda y todo lo que irremediablemente tiras al suelo. Lo que no me gustó es que nadie entendiera francés en Francia. Sé decir pocas cosas, pero las digo bien, y no me entendía ni dios. Eso, o no querían. Al final te haces entender, pero coño lo que cuesta pedir un café con leche con hielo. O te ponen helado, o te echan el hielo en la taza, o te miran como si fueras aún más tonto de lo que eres.
Mónaco: no es país como tal, ya lo sé. Pero tiene principeses y todo. Y Barcos. Y dinero. Y casas tipo Benidorm. Un despropósito de ciudad (Montecarlo) en un lugar privilegiado con un mar de un azul tan intenso que es difícil imaginar. Mar y montaña. Sería perfecto sin la cantidad de mermaos con barcos más grandes que el edificio de 11 plantas en el que vivo. Supongo que si tuviera el mismo dinero, me parecería otra cosa. Siendo paupérrimo (o más), casi mejor me quedo en otro sitio.
Tras 4418 Km en moto te das cuenta que has tenido más tiempo para ti que en todo el resto del año. La moto es soledad, y emoción, y todo tipo de sensaciones. Tiene sus miserias, como toda aventura, y sus alegrías, como cuando llegas a lo alto de un paso lleno de curvas y puedes, por fin, parar y respirar con el trabajo hecho. Un viaje en moto es un cúmulo de sensaciones. Sientes cada piedra bajo la rueda, sientes el viento que te desplaza y desequilibra, el olor de las plantas y de las vacas, las masas de aire caliente, y las frías. Te mojas si llueve, y tienes frío. Y te cueces si hay 40 grados. Sientes miedo ante una curva peligrosa, y se te acelera el corazón en los adelantamientos. O tiemblas antes de hacer el Stelvio de pura emoción. Vives todo con intensidad. Y es esa intensidad la que da sentido a nuestras vidas de normal monótonas. Hay gente que se pasa el día haciendo el capullo para que sus vidas sean relevantes para otras personas, mientras otros, como yo (o mis amigos) hacemos esto por el puro placer de sentir y así, que nuestras vidas tengan relevancia para nosotros mismos. La moto no es un medio de transporte; es una manera de entender la vida. 
Uno no sale de un viaje así sin más. Las carreteras pasan por ti y no al revés; sus lugares, sus bondades y maldades; sus gentes. Ahora, con el culo cuadrado, quiero tirar la moto por un barranco, pero en seguida veré el siguiente objetivo: Eslovenia, Croacia, Cabo Norte… Quién sabe dónde nos llevará la carretera…

Saint Jean de Luz y la vuelta a casa



Se va acabando este gran viaje mangarriánico motero, y en esta última etapa todos juntos el destino es San Juan de Luz, en el País Vasco Francés. Salimos de Foix tempranito, con la fresca (no, no es una que hayamos conocido en el camping...ojalá...) y empezamos curveando tranquilamente por carreteras a veces tranquilas, a veces menos. Pasamos por pueblos realmente bonitos, como es la Francia del Tour: carreteras verdes, pueblos con encanto, ríos...Precioso. Íbamos en paralelo a los Pirineos, divisando los picachos. Si no recuerdo mal, identifiqué el Midi D'Ossau. Cuando el GPS no se orientaba, que tuvo sus problemillas por primera vez en el viaje, seguimos los carteles hacia Tarbes. Qué curioso, si lo sigues...llegas!!! Luego dedujimos que el GPS no nos llevaba mal, sino que quería ser antifrancés y hacer que no fuéramos por las rotondas. ¿Hay algo más francés? Vale que las inventen ellos...de ahí a que las tengas que poner todas camino de Bayona...madre mía, exportad algunas!!! Evidentemente, los últimos 80 Km los hicimos por autopista, porque corríamos el riesgo de quedarnos girando sin parar en alguna rotonda. Con 40º, no era aconsejable. El peor día de calor del viaje, y fue para llegar a uno de los más bonitos, a uno de esos sitios en los que uno tiene recuerdos. La llegada al camping fue terrible, casi nos bebemos la fuente entera de la pobre recepcionista. A cambio, nos dio un paseo en el cochecito de golf por el camping en el que nos habría venido bien el casco. Descargamos los bultos en la plaza que teníamos y al mar directos, previo paso por las chicas de Coca-Cola Zero que te daban un refresco. Y sí, fuimos a por el refresco, que estábamos a punto de morir por la ebullición. Luego, por casualidad, acabamos yendo otras 3 veces a por más cocacolas. Tendríamos sed, no creo que fuera que una de las chicas que las daba nos sonreía mucho, nos saludaba y era bien guapa. Nada que ver. Nos bañamos hasta que nos bajamos al pueblo a pasear, cervecear y cenar. No nos dio para mucho más el día, pues el calor te deja atontolinau, así que nos acostamos pronto. Otra cosa es que durmiéramos, ya que la gente allí es joven y da bastante por saco...pero a falta de armas de destrucción pormenorizada, decidimos dormir como buenamente pudiéramos.



Ya de mañana tocaba la despedida, la última recogida de la tienda y la última vez que montaríamos todo el equipaje en la moto. Entramos en España por Irún, tras hacer la carretera de la costa hasta Hendaya Playa. Una última parte preciosa, como debe ser. Luego en una rotonda nos despedimos. Jaime y Rafa se iban a Comillas, José a Suances y yo, a Sepúlveda. Así, descanso un día antes de volver a la realidad laboral. Un viaje coñazo, pero rápido. Simplemente, había que hacerlo.

jueves, 9 de agosto de 2012

Languedoc-Rousillon



Hemos decidió acercarnos un poco más que a Carcasonne, ya que así la etapa siguiente es más corta. El destino, Foix, en los Pirineos. Salimos por autopista al principio, pasando por Marsella para salir luego al parque regional de Camargue. Todo lleno de cuadras de caballos y lagunas y vino. Muy bonito. Circulamos con calma, adelantando torpes y curveando tranquilamente. Muy bien...hasta que Francia decidió dejar de poner gasolineras. Joder casi nos quedamos tirados. Sobre todo yo que mi moto tiene menos autonomía. En el conce me dijeron un día: intenta no hacer más de 40 km en reserva...51 he hecho. Tiritando ya. Eché 15,20 l...y eso que sólo caben 15. Vamos, ni gota. Éstos sudando también, pero no agonizando como yo. Conseguimos salir de ahí y más autopista. Paramos a comer en un pueblo más feo que pegar a un padre con un calcetín usado. Muerticos de calor, y palante que ya queda poco. Llegó la mejor parte de la ruta, atravesando la zona de viñedos de Languedoc-Rousillon. Precioso todo. Las carreteras, los viñedos, los pueblos...y así hasta Foix. Que por cierto, muy bonito también, en la base de las montañas, con un castillo, un río...muy completo. Piscineamos otro poco y a cenar al pueblo. Tiene un río/lago...dudo porque parece un río pero hay un camping Du Lac, un hotel Du Lac...así que será un lago. Estirado, eso si. Nos hemos tomado la segunda mejor pizza del viaje -tiene narices que sea en los Pirineos- tras la del camping de Garda. Una pizza de 60x40... 



Y nos habríamos zampado otra tranquilamente. Pero no procedía. De regreso, espectáculo de cómo se divierten los gabachos: ole la disco movida del camping. Telita, digna del mejor Benidorm en Febrero. Falta Marìa Jesús con su acordeón. Y luego esta gente se ríe de nosotros...con un par!!

Costa Azul y pajareos



No merece la pena comentar nada del viaje a Bordighera, ya que fue todo por autopista. Un coñazo del 15, y lleno de viaductos al final. Genial, casi me vuelo en 10 sitios diferentes. Con la caló llegamos al camping en primera línea de playa. Cogimos la última plaza. Y listos para playear. Nada más que contar por este día. Amanecimos y el destino final era Aix en Provence, pero pasando por Montecarlo y Niza. Costeamos. Montecarlo es lo que parece: un despropósito auténtico de dinero. Con pinta levantina, pero con barcos ultra enormes y los Rolls aparcados a pares en el embarcadero. La gente con pinta estirada y algo masificado. Me pareció horrible, aunque al resto sí les gustó. Tiene gracia si eres rico, supongo. Si eres como nosotros, es absurdo ir. Pero fue interesante verlo. Niza ni lo vimos, sólo lo atravesamos.




 Hacía un calor espantoso, así que tiramos ya por autopista, utilizando el truquito que aprendimos de otros moteros en el peaje de Bordighera: nos ponemos junticos, paga uno y pasamos todos. Que nos persiga la Gendarmerie si puede...o Louis de Funnes...son Franceses y nosotros Españoles...por qué vamos a pagar como un coche si abultamos los cuatro como uno... Sin más contratiempos llegamos a Aix y encontramos el camping. Piscina, gente amable, recepcionista guapísima...qué más podemos pedir. Sí, que la guapa nos hiciera caso...pero es mucho pedir. Me temo. Toda la tarde piscineando, viendo a dos cachalotes tirarse veinte veces moviendo las lorzas, con lo que nos vimos forzados a enseñarles cómo se hace una bomba. Primero Fefo, luego yo y por último Jaime. Les dejamos la piscina con más agua fuera que dentro. Unos rugbiers hicieron luego su aparición y nos igualaron. Fue una bonita batalla de bombas. Y no murió ningún niño ahogado. Hale, a pajarear al pueblo, que merece la pena. Un sitio bien bonito, lleno de gente joven, guapa y elegante. Cenamos, paseamos, vimos mil niñas guapas para las que éramos invisibles y pal camping. Uno aguanta lo justo pasando desapercibido.

De Andermatt a Italia


El objetivo del día era salir de Suiza, que es muy caro y volver a Italia, que la pizzas cuestan 9 leuros. Ya de mañana, tras la ducha en la cámara de las SS (eso o baño de peli snaff) parecía que haría bueno, y fue así al menos un rato. Salimos de Andermatt pasando por pueblos suizos típicamente suizos. Carretera preciosa, curvas estupendas, todo ordenado y limpio...qué contraste con Italia!! Fuimos hilando pasos de montaña hasta llegar a Sion, y allí nos pegamos un buen atracón de comida típica: McDonald's. Es típica, pero no he dicho de dónde...allí llovió otra vez, y eso nos acompañó buena parte de la tarde. Ahora sí, ahora no. Íbamos bien enfundados en plásticos varios, todo glamour y presencia. Estábamos para encontrarnos con una horda de modelos suecas de 19 años...en fin...seguimos hacía Martigny.



Había un museo del San Bernardo. Se ve que es de ahí el perro pero no vi a nadie que ofreciera barriles con algún licor. Yo me habría colgado uno sin problemas. Desde luego, el paso de montaña que separa Suiza de Italia se llama Col du Grand Saint Bernard y es una maravilla. Salimos del túnel para subir el puerto, y me di el susto del viaje...menos mal que era a 20 km/h. Pasamos por un puente de madera de 4 tablones, pero estaban mojados y debí acelerar antes de salir del todo, así que se me cruzó la moto enterita...me vi en el suelo, pero mi pericia como ex piloto de MotoGP (...) me salvó. Qué vergüenza que te vean en el suelo envuelto en plásticos... Un susto sin consecuencias. Llegamos arriba y empezamos la bajada por una carretera mucho mejor y unas vistas que te dejaban sin aire. Qué bonito el paso fronterizo, lagunita incluida.




Hale, pabajo que ya es Aosta. Decidimos, como íbamos bien de tiempo, acercarnos a Courmayeur y ver el Mont Blanc por la cara italiana. Impresiona, aun cubierto de nubes. Vuelta y a buscar un hotel, que encontramos en la carretera, muy cómodamente. Un gran día, para cerrar las etapas alpinas. Ahora, toca playear y pajarear en la costa Azul, pero no creo que sea como Los Alpes...algún día, tendré una casa ahí para ir con mi Ferrari. Todo, muy modesto.

martes, 7 de agosto de 2012

Del Stelvio a Suiza



Se notaba la tensión por la mañana. En Bormio, tomando un café yo estaba atacado. Jaime también. Fefo y José no parecen nerviosos. Mucho tiempo deseando hacer esas curvas y un poco de miedo por cómo serían realmente. Echamos gasolina y nos paramos al comienzo del puerto para acoplar la tecnología: pegar las cámaras en las motos con cinta americana. La mía quedó en buen lugar, ventajas de tener una moto pequeña sin mucho delante. Y hale, a disfrutar. Mucho tráfico, pero fácilmente esquivable. En Italia puedes adelantar por cualquier lado, al menos es lo que hacen ellos, con lo que tú haces lo mismo. Más que nada para que los coches no pasen rozándote como acostumbran. Mejor ser tú el rápido. Adelanto un quad (de verdad este tío va a disfrutar alguna curva??) y acelero a tope en segunda. No es muy rápido, lo sé, ni falta que hace. La sensación es la misma. El ruido espero que quede bien reflejado en el vídeo. La Ducati será muchas cosas, pero algo que sí tiene es un ruido deliciosamente ronco. Curva tras curva vamos llegando a la parte alta del puerto. Las vistas que dejamos atrás, sobre el valle, dejan sin aliento. Mejor no mirar en las curvas. Sin prisa pero sin pausa alcanzamos la parte alta, que no el alto. Allí paramos a respirar y felicitarnos para poder bajar un poco a hacer las fotos típicas de las curvas. Por fin, un ratico después, llegamos al alto del Stelvio: 2760m y parece un parque temático: camisetas, chapas, bocadillos...de todo. Y está a tope de gente. Sea como sea, merece la pena subir.






Bajamos luego hacia Suiza, para finalizar en Davos y comer algo. Llovía bastante, y se puso incómodo el viaje. Seguimos, el destino final era Andermatt, más cerca de Aosta. Pronto dejó de llover y disfrutamos mucho de las carreteras. Un sin fin de pueblos suizos, muy suizos: limpios, perfectos, educados. A pesar del agua, de estar empapado...fue un trayecto emocionante en ocasiones: Oberalpass, Furlapass...Las manos estaban ya muy doloridas, así que las bajadas eran un suplicio, pero disfruté del resto lo suficiente como para tener un gran sabor de boca al llegar a Andermatt. Pusimos todo a secar con el aparatito de Fefo y Jaime, y me fui a cenar (que el resto no quería gastar en Suiza) y ver a Bolt ganar de manera incontestable. Un fin de lujo a un gran día.

lunes, 6 de agosto de 2012

Llegada a los Alpes...Bormio




Sí amigüitos, llegamos a las etapas alpinas. Como en el tour, o en el giro, es la mejor parte. Primero, el paisaje, luego las curvas y por último, no hace calor...plan perfecto. Salimos haciendo el mismo camino que en la vuelta del día anterior. Nuestro destino es: Madonna di Campiglio, la famosa estación de esquí megapija en la que Ferrari y Ducati hacen la presentación oficial cada año. Vaya si era bonito. Pero Lo mejor, la carretera. Disfrutamos cada curva, cada uno a su ritmo, cada pequeña recta, cada adelantamiento. Todos salvo el que nos hizo un tipo en una 1200 GS que nos pegó una pasada tumbado a tope realmente increíble. Si ese tío hace eso con esa moto, qué no hará con una como la mía. Nos sentimos pequeños todos. Fueron 110 Km aprox, y los últimos 80 se salieron. Disfrutamos comiendo en un parque con las impresionantes moles dolomíticas de fondo. Qué cacho pedruscos más bonitos. Dan medito. La mejor parte de la ruta estaba aún por llegar. 






Las carreteras alpinas son un sinfín de curvas preciosas que disfrutar tanto si quieres ir a tope, como si mirar las montañas. En mi caso, un poco de todo. A veces curveo rápido, a veces miro las montañas que tanto me impresionan. Los demás miran poco, pero yo necesito montañas tanto o más que la moto. Así, coronamos dos pasos preciosos: Tonale y Gavia.










Cada curva subiendo era una tumbada mejor. La bajada a mí me cuesta por las muñecas, y ya voy notando que bien no andan. Mala cosa, porque me cuesta frenar bajando, así que estos se me escapan demasiado. Pero antes o después esperan a ver si llego. Llegamos abajo, a 2Km de Bormio, y decidimos quedarnos. Cartelito de Zimmer, y era un apartamento abuhardillado de madera. Precioso. Así da gusto. Cenamos en el restaurante del cuñado de la dueña del piso, y nos tomamos una birrita. Un día redondo. Mañana llega el plato fuerte, Stelvio. Ya estoy nervioso...

Garda e Idro



Noche del infierno 2.0... Se confirmó que el colchón se nos había pinchado por 15 sitios, porque daba igual que pusiéramos parches, se desinflaba irremediablemente. Fue la segunda noche seguida que nos pasaba y José y yo no habíamos dormido casi nada. Luego tuvimos que comprar un colchón nuevo. Decidimos darnos una vueltilla mañanera para conocer los alrededores del lago...y se nos fue de las manos. Al final hicimos 100 km de carreteras alpinas, 4 horas sobre la moto en bañador sin crema solar. Paramos en un pueblecito, pronto, a desayunar. Muy bien, salvo el musicote del bar de al lado..."que pun que pan" y no eran las 10 de la mañana... Y ya con un calor del 15 tiramos hacia el lago D'Idro, cerca de Garda. La primera parte de la ruta fue un coñazo con tanto túnel, con las gafas de sol en algunos no veíamos un carajo. Pero, ¿Cómo te la quitas en la moto? Malamente. Pronto acabó esa parte y llegamos al Lago. Precioso. Tranquilo, menos turístico que Garda.




Fotos de rigor, Jaime hablando con paisanos, y Fefo y yo intentando asustar a los patos con piedras que parecían hechas de corcho. José dormido tranquilamente. Preguntamos cómo volver a Garda por carreteras chulas, y vaya que nos recomendaron bien. Todo el camino fue, sencillamente impresionante. Curvas, todo muy verde, pocos coches y muchas motos...por fin vemos motos!! Nos llevó un rato volver, pero la nueva aparición del lago casi hace que me vaya montaña abajo...qué vistas!! Pocas imágenes más bonitas habré visto yo. Bajamos y otra vez a recorrer pueblo tras pueblo en una caravana sin fin. Nos dimos el gustazo de comernos un kebab y vuelta al camping a piscinear, que nos lo habíamos ganado. Como no podía ser de otra manera, fuimos a Sirmione para cenar. Pueblo cortado al tráfico, dentro de una muralla y sobre el lago. Poco más se puede decir, porque los adjetivos se me acaban. Una maravilla de sitio, en el que al menos el 50% de las chicas estaban buenas. El resto, muy buenas. Qué panorama. Queridos niños, si alguna vez vais allí con novia, intentad que se indigeste antes de ver Sirmione para que no vaya. Os sacará los ojos a buen seguro. Un poco de birra en el camping, y a dormir.
 





De lo bonito a lo feo a lo bonito



Es la transición que hemos vivido entre Florencia, Bolonia, Módena y Garda. La carretera entre la primera y Bolonia fue preciosa. Montañas, todo verde, desviación a Imola incluida y curvas, muchas curvas. Fue un placer...a pesar del calor. Hasta las lagartijas estaban a la sombra (las lagartas no, ésas bien al sol). Llegamos a Bolonia con el tiempo justo para comer y marcharnos a Ducati. Comemos en el suelo, en la acera, al lado de una frutería. Compramos tomates, zanahorias, albaricoques y nectarinas. El hombre nos barrió la moquetilla y allí nos pusimos a hacer los bocatas. Más tirados difícil, pero encantados. Y pa Ducati. Al final aparqué  dentro, como propietario que soy, pero me dio cosilla. Los demás fuera. Vimos motos, historia, camisetas y mucho color rojo. Lo más llamativo, al menos para mí, es que las motos de Moto GP no son ya rojas, sino naranjas. Es por las televisiones de alta definición. Si fueran rojas, se verían marrones, y al hacerlas naranjas, se ven rojas como siempre. Impresionante detalle. Y vaya si son naranjas, y juro que en la tv se ven rojicas rojicas.






Luego por polígonos de mierda llegamos a Módena a buscar un camping. Vaya tela la piscina panorámica...a 5 m bajo la autopista, podía caernos un camión en cualquier momento. Igual que en la tienda. Infame, pero nos reímos bien. Panorámico decía el tío del camping, con dos cojones. Tras una infame noche, nos fuimos para Maranello. Joder cuánto Ferrari. No daba crédito. Entre los nuevos modelos camuflados que encontrábamos, el Enzo, el museo, la casa de alquiler...mierda, yo no he nacido para ser paupérrimo. 






Quiero un Ferrari 458 Italia cabrio. Y ya. Si no, no me gusta. Jaime y Fefo vieron un F1 dando vueltas en el circuito de pruebas, y hablamos con un Segoviano niñera de periodistas franceses que venía a una presentación. Se metió con mi moto, y le habría sacado los ojos entre terribles sufrimientos, pero lo dejé correr. Me quedé con su nombre, por si acaso: Enrique Vilches. Tío, la has cagado conmigo...;P





Y por fin llegaba la parte bonita del viaje: Garda. El camino infame, mejor ni comentarlo, pero la llegada y la primera vista del lago fue indescriptible, 2 años deseando conocer ese sitio, y por fin lo veo. Y sobre mi querida Ducati (tras haberla llevado a su casa, Borgo Panigale) y con mis amigos. Sólo podría mejorar con otra persona más, pero lo imposible es imposible. Camping al borde del lago con playa privada, pisci y zona wifi...ya era hora coño!! Hicimos muy poco ya, pero la sola vista del lago al atardecer mereció cada gota de sudor que derramamos a diario. Cerveza y pizza y a dormir.

jueves, 2 de agosto de 2012

Bajo el sol de la Toscana




Creo que es una película moñas, pero debieron rodarla en Enero. Debería llamarse, por hacer justicia, "bajo el abrasador sol de la Toscana". Madre mía, no sé cuantos litros de sudor puede perder una persona sin morirse. Me temo que lo comprobaremos. Nos hemos dado un comienzo de mañana tranquilo: piscinita haciendo el Keiko delante de guiris que, para mi asombro, se reían, cervecita y charla. Todo regado con gorros lamentables. No hay dignidad posible, ni lo intentéis. El destino de hoy es Firenze, pasando por la medieval San Gimignano. Empaquetamos todo y nos lanzamos a la carretera. El paisaje va mejorando conforme subimos, y las carreteras toscanas son una delicia...salvo por los casi 40 graditos que tenemos. Cada parada para comprar agua nos da la vida. Hace tiempo que ya no usamos ropa de moto. En su lugar, vamos tranquilitos y con pantalones cortos y camiseta. Queridos padres, espaldera llevamos, así que no os preocupéis. De verdad que vamos despacio, pues yo he hecho más km que nunca con un depósito. Curva va, curva viene. Nos cruzamos con pocos coches y casi ninguna moto. Está claro que no es la época. El que diga que las motos son para el verano...que lo pruebe. Menuda chorrada. Tras una bonita ruta, llegamos a la ciudad medieval en miniatura, como dicen: San Gimignano. La entrada es off-road, así que queda comprobado que no necesito una 1200 GS...la mía vale. No se puede circular por el pueblo, así que nos damos unos garbeos a ver si encontramos aparcamiento. Los parking son para coches, con lo que aparcamos en la primera sombra que vimos, fuese ande fuese. Y tal como es costumbre en este viaje, comimos allí mismo en un banco. Esto lo superaríamos más adelante…








Qué rico el choricito con tomate de la ganadería privada Usunáriz. Eso y litros de agua hacen una combinación perfecta. Tras eso, cambiamos siesta por paseo pueblerino. Precioso...pero petado de gente. Las Torres típicas dan una medida de lo rica que era la familia que la construía: cuanto más alta, más rica. José y yo nos tomamos un helado buenísimo. La heladería había participado en el comité organizador del campeonato del mundo de helados. Al menos, buenos eran...el de melón sobre todo. Jaime y Rafa, se fueron a por café. Y ya no vimos más que había que llegar a Firenze antes de que cerraran la pisci, que aquí es a las 19:00. Mucho caló, y una entrada horrible a Firenze, pero al fin llegamos a Fiesole, donde estaba el camping. Qué vistas, por algo se llama camping panorámico. Se ve todo Florencia desde arriba. Maravilloso baño. En esta ocasión cambiamos tienda por MobilHome, más barato. Ordenamos, y a cenar a la ciudad, que nos recomendó un restaurante el primo de Jaime y Rafa, pues estuvo allí de erasmus: Buzzino. Qué grande el tipo del restaurante. "Olio?? En el pan?? Anda hombre", "insalata para compartire??" se descojonaba el hombre. Al final dijo: ya hago yo lo que quiera...jeje. Cenamos estupendamente, y nos hicimos una foto, claro está. Luego, paseito por la ciudad, único momento sin el calorazo horrible. Duomo, diversas plazas, y sitios, galerías, parques...nos recorrimos media ciudad, hasta dar con un parque fiestero: concierto, cervezas, y muuuuuchas tías muy buenas. Pa quedarse si no tuviéramos aún que ver el Ponte Vecchio y volver a por la motos. Caímos rendidos...




miércoles, 1 de agosto de 2012

Primera ruta...a Siena





La ruta de hoy tenía que terminar en Siena, y los pasos intermedios los cambiamos por consejo de una pareja italiana que conoció Jaime en el barco. Desayunamos junto al lago, y hacía un calor que no creo que si nos hubiéramos bañado habríamos estado más mojados. Joder qué sudada más tonta. Por cierto, estrenamos el primer juego de camisetas Mangarrianas: Rafa, roja; Jaime, verde; y yo, blanca. José no se puso, así que nos hizo la foto. Eso, emprendimos rumbo a las Termas de Saturnia. Así dicho suena a que somos lerdos, ir a unas termas con casi 40 graditos que hace, pero tenían tan buena pinta que había que probar. La carretera fue bonita al principio, bordeando el lago, subiendo unos montes...pero tuvimos nuestro momento atasco en pueblos del infierno, zonas como Viterbo. Avanzásemos lo que avanzásemos siempre había carteles de Viterbo. ¿Hay más de uno? ¿Estamos metidos en un bucle? Desesperante. Pero al final salimos y otra vez camino bonito. Paramos a comprar pan en un pueblo precioso (¿Nombre?) y seguimos monte arriba monte abajo. Hasta las termas, que estaban petadas. Entendimos rápido por qué. Joé qué sitio en medio de la nada. Escalones de piedra llenos de gente bajo los chorros calientes de las termas. Olor a azufre sí, millones de personas, también. Pero qué maravilla. Estuvimos en el agua no sé las horas. 






Un día después, tras 4 duchas, 2 piscinas y horas de sudor...seguimos oliendo a azufre!!! Había montones de colegialas holandesas. Sí queridos niños, holandesas. Con todo lo bueno que tienen...O_O 

Ya en ruta otra vez, atravesamos colinas varias, curvas, autopista y por fin, Siena. Encontramos el camping no sin dificultad, pero estaba muy bien. El suelo duro, no había quien clavara piquetas aunque baños y piscina impolutos. Conocimos a un tipo valenciano que iba con un chico en bici adaptada para paralíticos, vamos, que braceas. El chaval quería entrar en el Guiness de los récords haciendo 6000 Km en tres semanas, acabando en Londres. El objetivo es darse publicidad para lograr una plaza en los Paralímpicos de Brasil 2016. Con un par... También un polaco que recorría Italia; y una belga que hacía lo mismo en otra dirección. Muchos amigüitos. Bajamos a Siena a cenar. Qué ciudad más impresionante. Da gusto pasear por sitios así. Callejeamos, tomamos helado, hicimos fotos y disfrutamos, sin más. Jaime tiene razón, son sitios para ir con chavalillas, no Mangarrianas. Pero es lo que hay. Hace a dormir. Mañana es un día relativamente calmado, poca moto, mucho calor, seguro.


Boat trip



La noche no fue mala, ni siquiera vomitamos. Si es que el barco no se mueve nada. Es como un edificio. Te asomas como desde la ventana de tu casa. La piscina es enana y de agua salada, pero da la vida. Con el solete tan majo que hay, es maravilloso hacer una bomba. Los que están al lado no piensan lo mismo. Así pasamos el día: tumbona, cremita, piscina, birra, comida...y mirando jovenzuelas. Menos mal que no hay policía en el barco...pero es que las hijas suelen estar mejor que las madres. Es un axioma. De las pocas verdades universales. 








Llegamos a Civitavecchia 2h tarde. Ya sabemos, son italianos. El trafico marítimo, los semáforos...en fin, que salimos del barco ya de noche. Había luz, pero poca. Por lo menos, la rampa de salida fue bien, con el miedo que la teníamos. Imagina bajar de un tercer piso, por una rampa metálica posiblemente mojada. La idea nos agradó muy poco durante el viaje, pero todo fue bien. Nos despedimos de nuestro amigo Juan Antonio, que ponía rumbo a Ancona para coger un ferry a Split al día siguiente. Le escribiremos un día a ver qué tal le va. El trayecto hacia Bracciano ya fue otra cosa. Seguro que día era agradable, pero de noche, sin conocer nada, pues a mí no me gustó. No veía ni jurar...No obstante, llegamos sin problemas al campeggio Azzurro, junto sl lago. Mal camping, pero nos dio igual. Nos fuimos a cenar a Bracciano pueblo, y encontramos una pizzería-kebab. Nos pedimos una pizza enorme, pero que no sabía a nada. Aún así nos supo a teta. Y luego, nos sentamos en un puesto de sandías. Sí, vendían rodajas de sandía. Exquisito. Birra y a la cama. El día había sido agotador de no hacer absolutamente nada.

Echa a andar el Mangarrián Tour



Echa a andar el Mangarrián Tour 2012...tras una última semana en la que no nos aguantábamos de lo nervioso que estábamos. Es difícil de entender si no sabes que empezamos a pensar en el viaje en Navidades, y ya en Enero decidimos irnos a parte del grupito amigo de Jaime, que no querían esta ruta. Mejor elección imposible. 
Así pues, hoy sábado 28 es un día para apuntar en el calendario: primer gran viaje en moto, que no será el último. 
El punto de quedada, un lugar en medio de ninguna parte: El Burgos de Ebro. Jaime, Rafa y José salen de Valladolid. Yo, desde Madrí. A las 7.30 estoy ya con todo empaquetado, bien atado y el iPod encendido. Suena Bruce y arranco en una mañana fresca, que se convertiría en fría nada más acelerar. En manga corta y con cazadora de moto de verano, tu en que parar a los 90 Km de la tiritona que llevaba. Sí, siempre hago la misma, lo sé. Pero por algo esto se llama Mangarrián Tour, y no Cerebritos Tour. Sin más cosas reseñables, nos encontramos en el pueblo. Abrazos, cocacolas, y palante que aún quedan otros 300 Km hasta Barcelona. El viaje transcurrió tranquilo y no hay realmente nada que decir, salvo un apunte cultural: una whiskería ¿se llama así porque las muchachuelas que trabajan allí son de Malta? Nunca lo sabré, me temo. Pero ahí estaba el cartel cerca de Lleida. En Barcelona Fefo nos dio un paseo turístico por Esplugues, maravilloso lugar que no tiene nada. Con los 35 graditos de na, decidimos cambiarnos de ropa en mitad de una rotonda. Para asombro de la señora que estaba sentada tranquilamente en un banco, nos quedamos en gayumbos José y yo, ahí en mitad de la calle. Lo sentimos señora, pero necesitábamos unos pantalones cortos. Así sí. Tras vueltas varias, aparcamos en la Barceloneta, moto a la sombra, culo a la sombra -en un jardín, claro. En la gloria. Pegajosos, pero estupendamente. Bocadillo cortesía de Mrs. Anadón, cerveza cortesía de Pakistanís & Co. Y fuet de papito. Decidimos ir al puerto pronto, por si nos dejaban embarcar antes. Pues no, no nos dejaron. Pero a cambio de las casi 3 hormigas de espera, hicimos amigos. Bueno, Jaime hizo amigos. Primero Juan Antonio, un almeriense que viajaba solo con su 1200 GS Adventure. Su destino: Rumanía, pasando por Croacia y demás. Un tipo simpático que ha recorrido media Europa en su moto: Croacia, Bosnia, Cabo Norte...y Marruecos. Por supuesto, apuntamos su Mail para escribirle en caso de necesidad documental. Luego Jaime se puso a hablar con una pareja italiana que volvían desde Santiago en du Super Tenere 1200. Nos explicaron lugares que visitar, nos dieron nombres de pueblos, nos enseñaron el mapa...un encanto. Gracias a ellos veremos pronto unas termas naturales impresionantes. Y gratis!!! Somos españoles, no estamos para pagar por ver agua caliente en verano...
Bueno, que sí, que subimos al barco...el garaje es tan grande que uno piensa si no nos habrán metido en una nave industrial en lugar de en un barco. Pero luego uno se asoma y ve agua, así que o las naves industriales flotan, o sí, es un barco. Duchita -estábamos tan pegajosos que podríamos quedarnos pegados contra una pared no porosa- y a cenar. De camino al comedor pasamos por la Super disco...qué panorama... ¿Era eso Bendidorm, Torrevieja? Un tizianoferro de pegote ahí cantando con el organillo para cuatro viejas entregadas. Si llevábamos 15 minutos en el barco, ¿Se habían subido ya mamadas? Telita...
Cenas a parte, por fin subimos a la cubierta, piso 11. Todo el mar ante nosotros, la luna dejándonos ver algo y una birra en la mano. Sentados en una silla frente a la barandilla, no teníamos nada cerca, ni nadie. Nosotros, y el mar. Mañana será otro día.