El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron
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Gaston Rébuffat

martes, 7 de agosto de 2012

Del Stelvio a Suiza



Se notaba la tensión por la mañana. En Bormio, tomando un café yo estaba atacado. Jaime también. Fefo y José no parecen nerviosos. Mucho tiempo deseando hacer esas curvas y un poco de miedo por cómo serían realmente. Echamos gasolina y nos paramos al comienzo del puerto para acoplar la tecnología: pegar las cámaras en las motos con cinta americana. La mía quedó en buen lugar, ventajas de tener una moto pequeña sin mucho delante. Y hale, a disfrutar. Mucho tráfico, pero fácilmente esquivable. En Italia puedes adelantar por cualquier lado, al menos es lo que hacen ellos, con lo que tú haces lo mismo. Más que nada para que los coches no pasen rozándote como acostumbran. Mejor ser tú el rápido. Adelanto un quad (de verdad este tío va a disfrutar alguna curva??) y acelero a tope en segunda. No es muy rápido, lo sé, ni falta que hace. La sensación es la misma. El ruido espero que quede bien reflejado en el vídeo. La Ducati será muchas cosas, pero algo que sí tiene es un ruido deliciosamente ronco. Curva tras curva vamos llegando a la parte alta del puerto. Las vistas que dejamos atrás, sobre el valle, dejan sin aliento. Mejor no mirar en las curvas. Sin prisa pero sin pausa alcanzamos la parte alta, que no el alto. Allí paramos a respirar y felicitarnos para poder bajar un poco a hacer las fotos típicas de las curvas. Por fin, un ratico después, llegamos al alto del Stelvio: 2760m y parece un parque temático: camisetas, chapas, bocadillos...de todo. Y está a tope de gente. Sea como sea, merece la pena subir.






Bajamos luego hacia Suiza, para finalizar en Davos y comer algo. Llovía bastante, y se puso incómodo el viaje. Seguimos, el destino final era Andermatt, más cerca de Aosta. Pronto dejó de llover y disfrutamos mucho de las carreteras. Un sin fin de pueblos suizos, muy suizos: limpios, perfectos, educados. A pesar del agua, de estar empapado...fue un trayecto emocionante en ocasiones: Oberalpass, Furlapass...Las manos estaban ya muy doloridas, así que las bajadas eran un suplicio, pero disfruté del resto lo suficiente como para tener un gran sabor de boca al llegar a Andermatt. Pusimos todo a secar con el aparatito de Fefo y Jaime, y me fui a cenar (que el resto no quería gastar en Suiza) y ver a Bolt ganar de manera incontestable. Un fin de lujo a un gran día.

3 comentarios:

  1. ¡¡Qué cabrón!! Tú ahí haciendo el Stelvio y yo aquí con mi scooter para ir al curro, grrrrr... no me chirrian los dientes de envidia, me da lo mismo, grrrrr... jeje Seguid pasándolo muy bien y tened cuidado!!

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  2. uoaua! vaya peaso puerto! dieguito, la próxima vez, yo me apunto...jejeje!!

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  3. qué pinta de moterooo! :P en de ves! moola!

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