El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron
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Gaston Rébuffat

lunes, 13 de agosto de 2012

Saint Jean de Luz y la vuelta a casa



Se va acabando este gran viaje mangarriánico motero, y en esta última etapa todos juntos el destino es San Juan de Luz, en el País Vasco Francés. Salimos de Foix tempranito, con la fresca (no, no es una que hayamos conocido en el camping...ojalá...) y empezamos curveando tranquilamente por carreteras a veces tranquilas, a veces menos. Pasamos por pueblos realmente bonitos, como es la Francia del Tour: carreteras verdes, pueblos con encanto, ríos...Precioso. Íbamos en paralelo a los Pirineos, divisando los picachos. Si no recuerdo mal, identifiqué el Midi D'Ossau. Cuando el GPS no se orientaba, que tuvo sus problemillas por primera vez en el viaje, seguimos los carteles hacia Tarbes. Qué curioso, si lo sigues...llegas!!! Luego dedujimos que el GPS no nos llevaba mal, sino que quería ser antifrancés y hacer que no fuéramos por las rotondas. ¿Hay algo más francés? Vale que las inventen ellos...de ahí a que las tengas que poner todas camino de Bayona...madre mía, exportad algunas!!! Evidentemente, los últimos 80 Km los hicimos por autopista, porque corríamos el riesgo de quedarnos girando sin parar en alguna rotonda. Con 40º, no era aconsejable. El peor día de calor del viaje, y fue para llegar a uno de los más bonitos, a uno de esos sitios en los que uno tiene recuerdos. La llegada al camping fue terrible, casi nos bebemos la fuente entera de la pobre recepcionista. A cambio, nos dio un paseo en el cochecito de golf por el camping en el que nos habría venido bien el casco. Descargamos los bultos en la plaza que teníamos y al mar directos, previo paso por las chicas de Coca-Cola Zero que te daban un refresco. Y sí, fuimos a por el refresco, que estábamos a punto de morir por la ebullición. Luego, por casualidad, acabamos yendo otras 3 veces a por más cocacolas. Tendríamos sed, no creo que fuera que una de las chicas que las daba nos sonreía mucho, nos saludaba y era bien guapa. Nada que ver. Nos bañamos hasta que nos bajamos al pueblo a pasear, cervecear y cenar. No nos dio para mucho más el día, pues el calor te deja atontolinau, así que nos acostamos pronto. Otra cosa es que durmiéramos, ya que la gente allí es joven y da bastante por saco...pero a falta de armas de destrucción pormenorizada, decidimos dormir como buenamente pudiéramos.



Ya de mañana tocaba la despedida, la última recogida de la tienda y la última vez que montaríamos todo el equipaje en la moto. Entramos en España por Irún, tras hacer la carretera de la costa hasta Hendaya Playa. Una última parte preciosa, como debe ser. Luego en una rotonda nos despedimos. Jaime y Rafa se iban a Comillas, José a Suances y yo, a Sepúlveda. Así, descanso un día antes de volver a la realidad laboral. Un viaje coñazo, pero rápido. Simplemente, había que hacerlo.

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