El alpinista es quién conduce su cuerpo allá dónde un día sus ojos lo soñaron
.

Gaston Rébuffat

miércoles, 1 de agosto de 2012

Boat trip



La noche no fue mala, ni siquiera vomitamos. Si es que el barco no se mueve nada. Es como un edificio. Te asomas como desde la ventana de tu casa. La piscina es enana y de agua salada, pero da la vida. Con el solete tan majo que hay, es maravilloso hacer una bomba. Los que están al lado no piensan lo mismo. Así pasamos el día: tumbona, cremita, piscina, birra, comida...y mirando jovenzuelas. Menos mal que no hay policía en el barco...pero es que las hijas suelen estar mejor que las madres. Es un axioma. De las pocas verdades universales. 








Llegamos a Civitavecchia 2h tarde. Ya sabemos, son italianos. El trafico marítimo, los semáforos...en fin, que salimos del barco ya de noche. Había luz, pero poca. Por lo menos, la rampa de salida fue bien, con el miedo que la teníamos. Imagina bajar de un tercer piso, por una rampa metálica posiblemente mojada. La idea nos agradó muy poco durante el viaje, pero todo fue bien. Nos despedimos de nuestro amigo Juan Antonio, que ponía rumbo a Ancona para coger un ferry a Split al día siguiente. Le escribiremos un día a ver qué tal le va. El trayecto hacia Bracciano ya fue otra cosa. Seguro que día era agradable, pero de noche, sin conocer nada, pues a mí no me gustó. No veía ni jurar...No obstante, llegamos sin problemas al campeggio Azzurro, junto sl lago. Mal camping, pero nos dio igual. Nos fuimos a cenar a Bracciano pueblo, y encontramos una pizzería-kebab. Nos pedimos una pizza enorme, pero que no sabía a nada. Aún así nos supo a teta. Y luego, nos sentamos en un puesto de sandías. Sí, vendían rodajas de sandía. Exquisito. Birra y a la cama. El día había sido agotador de no hacer absolutamente nada.

No hay comentarios:

Publicar un comentario