When I was born, my mum took me in her arms and said:
“My Little cute baby, my little Ang”.
Then, the Lama came into my house and said: “You were
born in Monday, so your name is now Dawa”.
Then I have no surname, Sherpa is my group, is where I
come from.
Así
empieza la historia de Ang Dawa Sherpa, mi historia: con significado. Todo
empieza en la vida sherpa del mismo modo: siendo ya algo, siendo ya alguien.
Cuando no tienes mucho más a tu alrededor, tener un significado es bastante.
Corres
por las montañas que están ahí desde mucho antes que tú. Cuando mueras, quizá
en ellas, seguirán estando en el mismo sitio viendo a otro como tú correr descalzo
esquivando las piedras. Esas piedras del Khumbu, el Rolwaling y algún valle
alto más. Las llanuras no son para nosotros.
Tu
madre, preocupada por el frío, te envuelve en mil capas de ropa mugrienta.
Cualquiera saca el cubo de agua y te quita el gorro para darte un remojón. El
Khumbu es un valle duro incluso en verano. El cielo no te da tregua. Si hace bueno, llueve a mares. Monzón lo llaman.
Agua a todas horas lo llamas tú. Si no llueve, hace mucho frío. Sólo unos pocos
meses al año el tiempo dejar descubrir el fabuloso valle. ¿Y si un día soy yo
el que lleva a estos europeos, australianos y americanos a las altas y blancas
cimas?
Los
franceses empiezan a enseñar alpinismo a las gentes de estos valles. Son los
primeros que piensan que no somos únicamente mulas de carga. Somos más útiles
cargando 50 kilos en nuestra espalda mientras fijamos cuerdas y no morimos de
miedo en las verticales caras inhóspitas de mis montañas. Pronto seré un guía
en mi casa. Quién mejor para enseñar un lugar que quién nace y vive en él.
Quién mejor que quién ha visto morir amigos y parientes. La montaña se los
quedará para siempre.
Aprendo
ingles y un poco de alemán. Hay que saber atender correctamente. Sé que no soy
un guía turístico, pero mi cultura merece la pena ser conocida. Hago lo que
puedo por transmitir nuestra forma de vida a la gente de tan lejos. El budismo
les llama la atención por la libertad y la generosidad. No sé por qué se
extrañan. En realidad, soy yo el sorprendido de que los demás no sean así.
Buddha nos dice: trabaja duro, sé feliz con lo que tienes, mira por los demás.
Es algo sencillo. ¿Por qué nadie lo hace? Buddha no es una figura que atemorice
y me diga lo que tengo que hacer. Forma parte de mi corazón, y por eso todo es
más sencillo. No hay castigos ni pesares. Sólo armonía. Buddha no dice que no
coma carne; me dice que el animal sufre ante un cuchillo tanto como yo, pero no
saben decirlo. ¿Y si es verdad? ¿Y si alguien que conocí un día se reencarnó en
el pollo que te comes? No me importa comer pollo, pero no lo pido. Si mi dal
bhat lo lleva, no protesto. En cada sitio lo preparan de una manera, así que no
soy nadie para decirles cómo deben hacerlo. Lo como y lo disfruto.
Hoy
estoy camino del Mera. En unos días me toca el Island y luego el Lobuche. Así
me paso la temporada de buen tiempo. La temporada alta nepalí. Estas
ascensiones, modestas en general para un “climbing guide”, muchas veces
constituyen el viaje de una vida para los extranjeros. Hay que cuidar de ellos,
no son como nosotros. Enferman, les fallan las fuerzas y a veces tienen miedo.
El miedo para mí no es una opción. Mi mujer y mis dos hijos esperan en
Kathmandú. Esto es el sustento de la familia. Enlazo una expedición con otra
sin tiempo para pasar por casa a decir hola. Se hace duro. Luego tengo buenas
vacaciones para disfrutar de ellos. Si no me invita ningún amigo, que antes fue
cliente, a sus países, me quedo tranquilo. Así he visitado varios sitios y he
escalado el Denali. Ya tengo dos de las 7 Cumbres (la otra es el Everest).
Mi
vida no es como la de los demás. Los sherpas no somos como los demás. Ni
siquiera como las demás etnias de Nepal. Hay mayoría hindú, como el rey. No
tiene poderes ya, pero ahí está. Nosotros estamos un poco al margen. ¿Por qué
preocuparse por unos pocos montañeros de origen chino que profesan una religión
que no tiene un ser superior que te diga lo que tienes que hacer? Vivimos un
poco al margen del resto del mundo. Pero no os equivoquéis, no todo el que
lleva una pesada carga sobre sus hombros en estos parajes es un sherpa. Ya
tenemos hasta intrusismo profesional: gentes de la llanura carga con parte de
nuestro trabajo. Somos pocos y las rutas de trekking son una romería. En la
escalada ya no se meten. Es más fácil llevar una mochila por un camino marcado
que hacer que la vida de un extranjero depende de tu habilidad escalando. Me
enorgullece mi raza y mi trabajo.
Una
vez me dijeron que por qué había vuelto de EEUU tras 5 meses viajando. ¿Qué voy
a hacer sin mi familia, mis amigos y mis montañas? No todo está en el sueño
americano. Yo, tengo el mío propio.
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